Bases fisiológicas y
anatómicas del oído
El oído se puede dividir, anatómicamente, en oído externo, oído medio y
oído interno.
El oído externo
El oído externo está constituido por el pabellón del oído (oreja) y el conducto
auditivo externo que termina en el tímpano. El oído externo tiene la misión de
recoger las ondas sonoras y transmitirlas hasta el oído medio. El pabellón
auricular está constituido por el tejido cartilaginoso elástico cubierto por
una delgada capa de epitelio. En el conducto auditivo externo que es tubular,
existen pelos y numerosas glándulas ceruminosas y glándulas sebáceas que forman
el cerumen que lubrica y actúa de barrera protectora.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3HraxAuzjsF9IW6jASCKAZmAVxo3couhXrQPxdQ2MHxxC8RE-qMQchgnItmI3W6nsYg838wtEfwg0bapVXp1Yl7CEjIbGJA5TY5JgZJGp4WQUc5KK66h2wsSpMXzIPGE2rKMC3-GOL9kA/s320/pabellon-auricular-oido-externo.jpg)
El cerumen es un fluido
acuoso, mezcla de polipéptidos, lípidos, ácidos grasos, aminoácidos y
electrolitos. Las secreciones excesivas de estas glándulas pueden formar
tapones pardos, que finalmente obstruyen por completo el conducto auditivo. Se
realiza la extracción mediante lavados con agua a temperatura del cuerpo. En el
conducto auditivo normal, existen gérmenes saprofitos en equilibrio biológico.
En épocas de calor y mayor humedad, los cambios de la condición de la piel de
este conducto hacen que el equilibrio se rompa, produciéndose el crecimiento de
un tipo de gérmenes desarrollándose la infección. Existen mecanismos de defensa
cutánea de protección frente a estas posibles infecciones: la integridad del
epitelio, un pH ácido, las secreciones, principalmente de cerumen, que protegen
por dos mecanismos ya que los lípidos impiden la penetración de los gérmenes, y
por otro lado, poseen un auténtico poder antimicrobiano. Los insectos en el
conducto auditivo son especialmente molestos mientras siguen vivos, se puede
matar al insecto llenando el conducto con aceite mineral, lo que proporciona un
alivio inmediato y facilita su extracción con pinzas.
El oído medio
El oído medio está formado por el
tímpano, la caja timpánica que contiene aire, y la cadena de huesecillos
yunque, martillo y estribo, la trompa de Eustaquio, el antro y las celdas
mastoideas. La membrana timpánica tiene forma cónica y a ella se le une el mango
del martillo; el martillo se encuentra unido por el otro extremo al yunque. En
el extremo opuesto el yunque se une al estribo y la base del estribo se apoya
en la ventana oval; que separa el oído medio del interno, los huesecillos están
unidos entre sí de forma que las vibraciones sonoras en cualquier porción de la
membrana timpánica son transmitidas al martillo –yunque– estribo y a la ventana
oval. La trompa de Eustaquio regula la presión de la cavidad timpánica con los
cambios de presión ambientales y es el conducto que conecta el oído medio con
la nasofaringe. Los procesos congestivos nasales a veces se propagan en sentido
ascendente por la trompa de Eustaquio y la inflamación de la mucosa de la
trompa bloquea la luz de la misma. Como resultado, no puede renovarse el aire
en el oído medio y la presión del aire en el exterior de la membrana timpánica
no es equilibrado por el aire interior. Esta es la causa del déficit de
audición tan común en las personas que sufren un fuerte resfriado, alergias e infecciones
del tracto respiratorio superior. La irrigación del oído medio proviene de una
serie de ramas de la carótida externa e interna. Los linfáticos del oído medio
llevan la linfa a los ganglios parotídeos y retrofaríngeos.
El oído interno
El oído interno o laberinto consta del órgano vestibular u órgano del
equilibrio y de un conducto con forma de caracol o cóclea que es el que posee
la función auditiva. El caracol es un sistema de tres tubos, uno al lado del
otro, denominados rampa vestibular, rampa media y rampa timpánica. La rampa
timpánica termina de nuevo en la pared de la cavidad timpánica en la denominada
ventana redonda. La rampa media se encuentra llena de un líquido: la endolinfa.
En la rampa vestibular y en la timpánica se halla la perilinfa. La rampa
timpánica y la rampa media se encuentran separadas entre sí por la membrana
basilar. En esta membrana se encuentran los órganos terminales receptivos que
generan los impulsos nerviosos en respuesta a vibraciones sonoras. Estos son
los denominados órganos de Corti o conjunto de células sensibles ciliadas. Por
las oscilaciones de la membrana de la ventana oval, en respuesta a una
vibración sonora, se produce una onda que va hacia la cóclea y que estimula las
células sensoriales del órgano de Corti. La membrana de la ventana redonda
sirve para compensar la variación de volumen que es causada por la oscilación
de la membrana de la ventana oval.
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El órgano de Corti contiene estos receptores
sensitivos o células ciliadas. Estas células están incluidas en una red de
terminaciones del nervio coclear. Sus cilios se proyectan hacia arriba y la
inclinación de estos cilios produce cambios del potencial eléctrico a través de
la superficie ciliada, es el potencial de receptor que desencadena un potencial
de acción en la fibra nerviosa. El órgano del equilibrio se compone del sistema
estático y del sistema de los conductos semicirculares. El órgano estático se
compone del sáculo y del utrículo, llenos de endolinfa, situado en la parte
media del laberinto. Cada uno de ellos, contiene una placa sensitiva
constituida por una capa de células sensitivas cuyos cilios penetran en una
sustancia gelatinosa, la cual tiene una capa de gránulos de carbonato cálcico
en su superficie. Estos gránulos siguen la fuerza de la gravedad y quedan
retrasados en los movimientos. De esta manera, provocan una inclinación de los
cilios que produce el estímulo de las células sensitivas. Las dos placas
sensitivas están dispuestas perpendicularmente entre sí: la del utrículo
horizontalmente y la del sáculo verticalmente. Por ello este órgano informa de
la posición de la cabeza en el espacio y de sus cambios de posición, de la
aceleración lineal. El sistema de los conductos semicirculares se compone de
tres conductos arqueados dispuestos en los tres planos del espacio: el conducto
semicircular horizontal, el frontal y el vertical. Transversalmente al eje del
conducto semicircular existe un repliegue rígido del tejido, la cresta, encima
de la cual se encuentra una sustancia gelatinosa, la cúpula. En la cima de la
cresta están las células sensitivas cuyos cilios penetran en la cúpula. El más
pequeño movimiento de la cúpula produce una alteración del potencial de reposo
de las células sensitivas. Así, este sistema informa del movimiento rotatorio.
Como los dos órganos del equilibrio siempre están en actividad, la información
sobre la posición y el movimiento de la cabeza es muy preciso. Las
informaciones enviadas por los órganos vestibulares se coordinan con las
informaciones visuales y con las de la sensibilidad general del organismo y en
el cerebelo establecen relación con las series programadas de acciones motoras
que se encuentran almacenadas. Esta coordinación asegura una sensación espacial
y permite que los movimientos se adapten con rapidez al fin propuesto.
Bases fisiológicas y anatómicas de la nariz y los senos paranasales
La nariz
Es la primera sección del tracto respiratorio y se extiende desde el techo de la boca a la base del
cráneo y desde las ventanas nasales anteriores (entrada
ORL 1267
de aire) a las posteriores (por donde el aire pasa a la
faringe). Para fines descriptivos la nariz se divide en
parte externa y parte interna (cavidad nasal). La cavidad nasal comprende las fosas nasales derecha e izquierda, que contienen el tabique nasal y los cornetes
(tres en cada fosa). Las ventanas anteriores se hallan en
la base de la nariz, encima de ellas se encuentra la parte de la fosa ligeramente ensanchada, que recibe el
nombre de vestíbulo, que está revestido por piel fina y
fuertemente adherida al cartílago subyacente y al tejido
fibroadiposo. En la parte inferior, posee recios pelos
que se curvan hacia abajo para proteger la entrada. El
cornete inferior es el mayor de todos. Está cubierto
por la mucosa que contiene grandes espacios vasculares que constituyen un tejido eréctil que puede hincharse y como consecuencia, obstruir la nariz instantáneamente. El meato inferior recibe el conducto
lacrimo-nasal. El cornete superior es pequeño y está
relacionado con la región olfatoria. La irrigación sanguínea de las fosas nasales proviene de los dos sistemas carótido interno y externo a través de una rama
de arteria oftálmica, de las ramas de la arteria maxilar interna y de la rama de la arteria palatina mayor. En la
parte anterior del tabique nasal hay una serie de anastomosis entre ramitas de la arteria del subtabique, arteria
palatina, nasopalatina, y etmoidal anterior que forman
una zona muy vascularizada (plexo de Kiesselbach) de
la mucosa nasal y es el área sangrante (área de Little), origen de gran parte de las epistaxis.
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El drenaje linfático de la parte anterior de las fosas
nasales va a través de la cara, a los ganglios submandibulares; el de la parte posterior drena en los ganglios
cervicales profundos superiores y en los retrofaríngeos.
Los nervios acompañan básicamente a los vasos sanguíneos y son los nervios etmoidales anterior y posterior, las ramas nasales de los alveolares superior y anterior y las ramitas con fibras simpáticas
vasoconstrictoras y para simpáticas secretomotoras.
Las ramitas del nervio olfatorio 15-20 en total, entran en
los bulbos olfatorios.
Los huesos que rodean las fosas nasales tienen zonas huecas en forma de cavidades que están tapizadas
por una mucosa respiratoria que comunican por una
aberturas relativamente pequeñas con las fosas nasales, constituyendo los senos paranasales. Los senos paranasales son en cada lado: el maxilar, el frontal, el escenoidal y las celdas etmoidales. No poseen ninguna
función conocida.
Las fosas nasales, los senos paranasales y la rinofaringe, constituyen una unidad funcional de características
morfológicas complicadas. Esta unidad rinosinusal,
aparte de la función olfatoria y de servir de vía natural
para el aire de la respiración, tiene la importantísima
función de prepararlo para una correcta función pulmonar, lo purifica, lo humedece y lo calienta. Presenta
también la primera y más importante barrera defensiva del organismo frente a los elementos nocivos del aire. Las bacterias y las partículas de polvo más finas se
quedan retenidas en el manto mucoso que tapiza la superficie interna de las fosas nasales: luego, la acción de
los cilios mueve el moco nasal hacia la faringe y ahí es
deglutido. Si el material que se ha introducido es demasiado irritante, se inician una serie de reflejos musculares y es violentamente eliminado por medio de estornudos.
La mucosa respiratoria de las vías altas constituye un
tejido altamente especializado se extiende por la faringe hasta el oído medio por la trompa de Eustaquio
(conducto faringotimpánico), el conducto lacrimal, senos paranasales y vías respiratorias inferiores.
Bases fisiológicas y anatómicas de la faringe y la laringe
La faringe
La faringe es el conducto irregular músculomembranoso entre la boca y la porción posterior de
las fosas nasales y el esófago con el que continua.
Desde el punto de vista descriptivo podemos dividirla
en tres partes:
1) Superior o nasofaringe, que continúa con las fosas
nasales por las coanas (nasofaringe, rinofaringe o
cavum).
2) Media o mesofaringe, que se abre a la cavidad bucal (orofaringe o faringe bucal).
3) Inferior o hipofaringe (que se abre hacia la laringe).
Al estar cerrada delante por la laringe se divide así en dos espacios que son los senos piriformes
derecho e izquierdo.
La pared de la faringe es básicamente muscular;
se compone de unos músculos que se superponen
posteriormente y están tapizados por dentro por
una capa de tejido mucoso. La musculatura de la faringe recibe su inervación motora de las células nerviosas del núcleo ambiguo; los axones a través de la rama faríngea del vago (X par) llegan al plexo faríngeo que inverva los constrictores. Este plexo está situado en la pared lateral de la faringe, fundamentada
sobre el constrictor medio y está formado por las
ramas motoras del vago, las sensitivas y las secretomotoras parasimpáticas del glosofaríngeo (IX par)
y las simpáticas vasoconstrictoras.
La sensibilidad de
la nasofaringe (cavum) procede de la segunda rama
del trigémino, nervio maxilar superior a través del
ganglio esfenopalatino.
La irrigación de la faringe se realiza a través de
las arterias faríngeas ascendentes y de las ramas de
la lingual, de la facial y de las laríngeas superior e
inferior. La sangre venosa se recoge en el plexo venoso faríngeo y va a las venas yugulares internas y
venas tiroideas inferiores. El drenaje linfático va a
los ganglios retrofaríngeos y de ellos a los grupos
ganglionares cervicales profundos superior e inferior. Toda la cavidad faríngea se encuentra dividida
de modo incompleto por el paladar blando, que en
el momento de tragar aisla la epifaringe del resto
de la faringe.
La capa mucosa está unida laxamente con la capa muscular en la parte superior y está
cubierta por su epitelio de tipo respiratorio cilíndrico ciliado, mientras la orofaringe e hipofaringe
tienen su epitelio de tipo disgestivo escamoso estratificado. Las glándulas faríngeas segregan moco
deslizante: en la parte inferior de la mucosa está almohadillada por un plexo venoso.
En el interior de
la faringe hay unas estructuras y formaciones:
– La amígdala faríngea (vegetaciones y adenoides).
– Las amígdalas palatinas que se hallan situadas a
ambos lados de la orofaringe.
– La amígdala lingual que se localiza en el tercio
posterior de la lengua por encima del repliegue
gloso epiglótico.
Todas estas formaciones linfoideas de la faringe
que hemos enunciado y otras agrupaciones menores diseminadas por sus paredes forman el anillo linfático
de Waldeyer. Este anillo o tejido linfoideo aumenta de
tamaño en los primeros años hasta la pubertad, en el
adulto disminuye y en el anciano sufre una involución
fisiológica. Se ha demostrado experimentalmente, sobre todo en la rinofaringe, que partículas, virus y algunos microorganismos son capaces de penetrar en la
mucosa; las amígdalas y vegetaciones alojan bacterias
y virus, es decir, antígenos. Por ello, al ser puerta de
entrada aérea y alimenticia constituyen zonas del organismo en las que se establece un contacto muy importante con los antígenos externos, lo cual facilita
que poco a poco se vaya edificando la experiencia inmunológica personal.
La laringe
Forma el aparato músculo cartilaginoso central y simétrico, hueco y tapizado interiormente
por una mucosa y situado en la parte superior y anterior del cuello delante de la faringe debajo de la lengua y encima de la tráquea con la que continua. Es el órgano productor de la voz. Está formado por 9
cartílagos; tiroides, cricóides, epiglotis, dos aritenoides,
dos de santorini y dos de Wrisberg o cuneiformes.
Los cartílagos se unen entre sí gracias a diversos ligamentos, membranas internas y articulaciones permitiendo los movimientos entre ellos.
La pared laríngea
está formada por diversos músculos y láminas fibrosas
que en conjunto confieren una forma característica a la
superficie interna. A la mitad de la faringe sobresalen
los pliegues fibrosos superiores que forman las cuerdas
vocales falsas y los pliegues internos a unos 3 mm más
abajo las cuerdas vocales o elementos fundamentales
para la fonación. Entre estas dos cuerdas vocales se
encuentra la glotis que ocupa un cavidad laríngea considerada dividida en tres espacios: espacio supraglótico, glótico y subglótico. El interior de la laringe está
cubierto por una mucosa respiratoria que varia de una
zona a otra.
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