Los principales síntomas relacionados con los oídos son el vértigo, los acúfenos, la sordera, la otalgia y
la otorrea.
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Vértigo
El vértigo puede definirse como la sensación anómala de rotación en el espacio, bien del propio paciente, o del medio que le rodea. Asociada con la dificultad para mantener el equilibrio en la marcha y para
relacionarse con el medio. El vértigo se produce por alteraciones en el oído interno, en el VIII par craneal y los
núcleos vestibulares y las vías en el tronco del encéfaLos principales síntomas relacionados con los oídos son el vértigo, los acúfenos, la sordera, la otalgia y
la otorrea.
2.1.1. Vértigo
El vértigo puede definirse como la sensación anómala de rotación en el espacio, bien del propio paciente, o del medio que le rodea.
Asociada con la dificultad para mantener el equilibrio en la marcha y para
relacionarse con el medio. El vértigo se produce por alteraciones en el oído interno, en el VIII par craneal y los
núcleos vestibulares y las vías en el tronco del encéfalo y del cerebelo. Desde el punto de vista clínico y
etiológico el vértigo se clasifica en:
a) Vértigo periférico: aquel cuya causa asienta en la
primera neurona o en el órgano terminal (máculas
del utrículo y sáculo o en las crestas de los canales semicirculares).
b) Vértigo central: aquel cuya causa radica en los núcleos vestibulares o por encima de ellos.
En general el vértigo periférico difiere del central
en que suele ser más intenso, de inicio más brusco,
empeora más con los cambios de posición y se asocia
con más frecuencia a náuseas, vómitos y síntomas cocleares como tinnitus e hipoacusia.
Acúfenos
Los acúfenos se definen como la percepción de
un sonido en ausencia de estímulos acústicos. Los
acúfenos son una experiencia subjetiva del paciente y pueden tener características parecidas a un zumbido, tañido, rugido, silbido o susurro o bien corresponder a sonidos más complicados que
cambien con el tiempo. Pueden ser continuos, intermitentes o pulsátiles (sincrónicos con el latido cardiaco) y suelen asociarse con pérdidas auditivas. Se
desconoce cuál es el mecanismo que determina los
acúfenos.
Pueden aparecer como síntoma en casi todos los trastornos auditivos incluida la obstrucción del
conducto auditivo por cerumen o cuerpos extraños,
en las infecciones, en la obstrucción de la trompa de
Eustaquio, en la otosclerosis, en neoplasias, en enfermedad de Menière, aracnoiditis, en los tumores del ángulo pontocerebroso y en la ototoxicidad por medicamentos, enfermedades cardiovasculares, hipertensión,
ateroesclerosis, aneurismas, anemia y en el hipotiroidismo, en la sordera neurosensorial hereditaria o inducida por el ruido, en los traumatismos acústicos (lesión
por estallido) y en los traumatismos craneales.
La capacidad para soportar acúfenos es diferente para cada paciente. El tratamiento debe ir orientado a corregir la causa de la base ya que su mejora reduce el
acúfeno. La corrección de la pérdida auditiva asociada
suele mejorar el acúfeno y un audífono, suele eliminarlo. Aunque no existe un tratamiento médico ni quirúrgico específico para este síntoma, muchos pacientes
consiguen alivio con música de fondo para enmascararlo
y pueden dormir con una radio en funcionamiento.
Algunos pacientes mejoran con un enmascarador de
acúfenos, un dispositivo que se lleva como un audífono y que emite sonidos más agradables. La estimulación eléctrica del oído interno, por ejemplo el implante coclear, puede reducir el acúfeno en ocasiones, pero
sólo es apropiada en caso de sordera profunda.
Hipoacusia
La pérdida de audición puede ser:
a) Neurosensorial o del VIII par craneal.
b) Auditiva, de transmisión o de conducción.
La hipoacusia neurosensorial ocurre por deterioro de la cóclea, usualmente debido a una alteración del
órgano de Corti (pérdida de células ciliadas) debido a un
trauma o una ototoxicidad o a la edad. No es corregible
con tratamiento, pero puede ser prevenida.
La hipoacusia auditiva de transmisión se produce
por disfunción del oído externo o medio en el que se
produce un déficit en la transmisión de las vibraciones
sonoras al oído interno debido a una obstrucción discontinuidad o un efecto de rigidez (otosclerosis). Este
tipo de hipoacusia es generalmente corregible con tratamiento farmacológico, quirúrgico o ambos conjuntamente.
Ambos tipos de sordera pueden diferenciarse mediante el estudio comparativo de los diversos umbrales
de audición, a través de la conducción aérea y ósea.
Las prótesis auditivas amplifican el sonido y ayudan a casi todos los pacientes con sordera de conducción de leve a profunda. Todos estos dispositivos disponen de un micrófono, un amplificador, un altavoz, un
auricular y un control de volumen.
Los pacientes con sordera profunda que no consiguen –ni con audífono– distinguir las palabras o los
sonidos ambientales (timbres, teléfonos, alarmas,...) se
pueden beneficiar de los implantes cocleares. Estos
aparatos les ayudan a entender el lenguaje.
Otalgia
La otalgia, es decir el dolor del oído en general, se
produce por infecciones y neoplasias del oído externo
y medio o como dolor referido de procesos patológicos
alejados. El tratamiento consiste en identificar la causa
del dolor y proporcionar el tratamiento adecuado.
Recuperado de: https://www.sefh.es/bibliotecavirtual/fhtomo2/CAP16.pdf
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